Y si queremos saber aún más del porque sufrimos dentera. Sigue leyendo.
El estímulo desencadenante ni siquiera tiene que estar presente para que te dé tiricia. Incluso el recuerdo de una experiencia previa en la que sentimos dentera puede hacer que volvamos a experimentar esas mismas sensaciones.
Origen de la dentera: mucho más que una reacción curiosa
Aunque es una reacción común que la mayoría de personas ha experimentado alguna vez en su vida, no se sabe demasiado sobre la dentera. Hasta el momento, no existe ninguna teoría solida sobre por qué se producen estas desagradables sensaciones que se manifiestan en la piel, los dientes y las encías.
Sin embargo, sí que existen varias teorías relacionadas con causas de herencia genética, aunque solo se pueden aplicar a la dentera sonora.
La piel erizada, los sentidos alerta, la piel de gallina… Todo apunta a que se trata de una respuesta instintiva frente a una situación amenazante. Los sonidos que se mueven fuera de las longitudes de onda en la que percibimos los ruidos cotidianos son interpretados por el cerebro como algo inusual. Se cree que por eso este envía una señal de alerta que tal vez hace miles de millones de años no solo hacía que los homínidos se sintieran incómodos sino que los incitaba a huir.
Un apunte curioso al respecto. Los sonidos chirriantes, que son los que mayor dentera provocan, se mueven en frecuencias elevadas muy similares a los de los chillidos de las hembras del macaco.
¿Casualidad o herencia de nuestros ancestros?
Sin embargo, la dentera es un acto reflejo sensible también a otros estímulos sensoriales. Este es el motivo por el que la explicación evolutiva no termina de explicar el fenómeno en todas sus vertientes.
Así reaccionan tus dientes y encías al sentir dentera
La dentera es una sensación regulada por el sistema nervioso vegetativo. Este se encarga de controlar funciones del organismo tan importantes como la respiración, la digestión o la circulación, que se desarrollan de forma autónoma. Este es un detalle que podría explicar su conexión con el instinto de supervivencia heredado de nuestros ancestros.
Cuando estas reacciones se originan directamente en la boca pueden estar provocadas por la hiperestesia dentinaria o hipersensibilidad dental. En estos casos suele estar desencadenada por el contacto con algún tipo de material o por algunos sabores. Tiene su explicación en los problemas de esmalte y la sobreexposición de la dentina.
Pero el hormigueo en los dientes también puede responder a esa otra vertiente estrictamente neuronal. Dependiendo de la intensidad del estímulo que la provoca, el individuo tiende a apretar los dientes con mayor o menor fuerza e incluso siente la necesidad de frotárselos. Esta sí es una respuesta típica de los humanos cuando quieren mitigar el dolor.
En ambos casos, la dentera se experimenta como pequeños calambres en el interior de la boca. Las molestias se irradian desde las encías hacia los dientes y también hacia el exterior de la cara, acompañadas de escalofríos y piel de gallina.
¿Cuáles son los desencadenantes más frecuentes de esta sensación de rechazo?
Resulta complicado escapar de la tiricia o dentera porque sus desencadenantes más comunes forman parte de lo cotidiano. Seguro que en esta lista encuentras más de un ejemplo con el que te sentirás identificado. ¿Podrás evitar sentir dentera al recordarlos?
- Limarse las uñas
- Chupar un limón
- Morder un cubito hielo
- Escuchar la fricción entre dos tejidos
- Secarse el ombligo después de la ducha
- Rasgar un papel
- Emplear los dientes para cortar algo (cosa que no deberías hacer…)
- Colocarle el corcho a una botella
- Arrastrar los cubiertos sobre un plato de cerámica
- Arañar una pizarra con las uñas
- Morder un cubierto
- Oír una puerta que chirría
El problema principal de la dentera no está en los síntomas con los que se manifiesta sino en el estímulo desencadenante. Si la tiricia es consecuencia de prácticas desaconsejadas como la de morderte las uñas, masticar hielo o ingerir alimentos muy ácidos o muy azucarados, entonces si cabría esperar que tus dientes y encías sufran sus efectos negativos.
Presta atención a tus hábitos y evita las costumbres menos saludables. No solo es un buen modo de evitar la dentera sino de prevenir los problemas bucodentales más comunes.