El estrés puede tener un gran impacto en todos los aspectos de la vida, pero puede afectar también a la salud oral.
Los dientes normales y sanos deben ser opacos, pero los bordes incisales de los dientes de algunas personas se vuelven algo translúcidos, o incluso pueden llegar a acortarse y desgastarse con el tiempo. Esto se puede deber principalmente al rechinamiento de los dientes, también conocido como bruxismo.
La mayoría de las veces, las personas que rechinan los dientes o aprietan la mandíbula no se dan cuenta de que lo hacen o lo hacen mientras duermen, por lo que un protector bucal es el método de tratamiento más exitoso para proteger los dientes y evitar que se desgasten más. El desgaste excesivo de los dientes puede dar lugar a la exposición y afectación de la pulpa, lo que hace que sea necesario el tratamiento de los conductos para eliminar el nervio de estos dientes.
Otro signo de estrés es el trastorno de dolor miofascial, que presenta como síntomas clics o ruidos en la articulación de la mandíbula y dolor al abrir la boca.
También cuando hablamos del sangrado de las encías es un síntoma de la enfermedad periodontal (gingivitis o periodontitis), que puede ser causada o exacerbada por el estrés y la ansiedad.